Todo proceso, todo resultado tienen su prehistoria o sus antecedentes. Este MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural no es una excepción, ve la luz en 2014 pero tiene unos orígenes que datan de 2004. En ese año se preparaba el número 5 de la revista Periférica de la Universidad de Cádiz y en el seno de su consejo científico anidó la idea de realizar un manual de gestión cultural. Hubo dos o tres reuniones a tal efecto e incluso se llegó a elaborar un índice de la obra. Luego el proyecto, como tantos otros, se apagó y no llegó a ningún puerto. Este sería uno de sus antecedentes porque el MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural del Observatorio Cultural del Proyecto Atalaya bebe de la misma fuente, de la insatisfacción y de la necesidad. Insatisfacción porque esta profesión que denominamos Gestión Cultural carece del manual básico de introducción, del que sienta las bases de la profesión, o de la técnica o de la ciencia. No existe ese texto, más o menos amplio, al que se acerca el neófito o el curioso o el estudiante para conocer y saber el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué de una materia en concreto. Existen precedentes y aproximaciones, de calidad y valientes. Se pueden citar algunas obras valiosas con vocación de guía profesional como es el libro de David Roselló, Diseño y evaluación de proyectos culturales, acercamientos conceptuales como el realizado por Pedro A. Vives en su Glosario crítico de gestión cultural, o bien obras de carácter práctico como los Estudios de casos de gestión cultural coordinado por el profesor Lluìs Bonet. Todas obras importantes y que aclaran y despejan muchas dudas e inquietudes de la profesión. Sin embargo no tenemos la obra de vocación enciclopédica, dicho sea en el mejor sentido, con la intención de acaparar el máximo posible, de abarcar todo el espectro que intenta cubrir una disciplina, de ofrecer el máximo de conocimiento que puede obtenerse de una obra.
Esencialmente su ambición es la de ser una herramienta para la formación de gestores culturales, de quienes ya están en el ejercicio de la profesión o de aquellos que ven en la gestión cultural su opción profesional. La visión de herramienta es esencial y podríamos añadir que sería más justo referirnos en plural, como conjunto de herramientas, en lo que respecta al manual. Tenemos herramientas para comprender qué es esto de la gestión cultural y sus lazos inexcusables con las políticas y con el concepto mismo de cultura. Hay en el manual herramientas que nos describen las grandes líneas de trabajo de la gestión cultural, otras que nos remiten a los instrumentos profesionales mismos y además herramientas de investigación y de evaluación. Por todo ello insistimos en que estamos ante herramientas para la gestión cultural.
Ser una caja de herramientas básicas
Trata de que esté recogido en él todo aquello que es imprescindible en el bagaje profesional del gestor cultural. Nos referimos a aquello que identificamos como ineludible en el quehacer de los profesionales y en su conocimiento mínimo.
Ser una caja de herramientas completa
Entre sus contenidos no debe faltar el mínimo imprescindible que se necesita para el ejercicio de la profesión. Se trata de ofertar al lector y al internauta un conjunto total de lo que define al profesional como tal. Completa no significa lo mismo que acabada, ya que entendemos que este manual debe ser también un texto vivo, actualizable y revisable.
Ser una caja herramientas ampliable
No está acabado en el sentido de que su vocación es la actualización permanente, la renovación de contenidos, estar atentos a la innovación y a las nuevas propuestas. E igualmente desde el Observatorio Cultural del Proyecto Atalaya aspiramos a le reedición permanente del manual, a esa posibilidad que nos da la tecnología de ampliar, corregir, incorporar nuevos contenidos e instrumentos.
Otra característica reseñable del manual es su orientación generalista. Esencialmente está enfocado a los conceptos y a los instrumentos para la gestión y no hacia los sectores o la especialización (ese será un menester de próximas ediciones). Se habla de gestión de equipamientos y no de gestión de museos, por poner un ejemplo. La idea es que sirva tanto al gestor responsable de un proyecto o un equipamiento especializado tanto como al responsable de un servicio generalista o de proximidad. En este sentido si uno busca gestión de galerías de arte no encontrará tal epígrafe, sin embrago tendrá a su disposición todos los instrumentos y recursos mínimos que precise para comenzar en la gestión de ese equipamiento y sector de la cultura.
¿Por qué un formato Multiplataforma?
Sostenibilidad
Facilidad para Actualizar
Visibilidad
En este sentido se ha estructurado en nueve grandes epígrafes o módulos que pretenden ir de lo general a lo más particular y concreto. Se trata de descender de lo conceptual a lo instrumental. Adoptamos pues un esquema muy clásico pero que opinamos que es el más adecuado para un manual.
Este MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural comienza analizando el propio concepto de cultura en tanto que base y fundamento para las políticas y la gestión culturales. En este módulo se trata de definir los sectores esenciales de la cultura. Igualmente se ha considerado que era una cuestión importante incidir en la transversalidad de la cultura y en las ventajas e inconvenientes que suponen este fenómeno de la transversalidad. La relación entre política y cultura, que se concreta sobre todo en las políticas culturales, es tratada en el segundo módulo. En el siguiente se entra de lleno en la propia noción de gestión cultural, su concreción conceptual, su historia reciente, los agentes que conforman el sector, los diferentes modelos de gestión y los espacios donde se desarrolla normalmente. El módulo dedicado al territorio nos ha parecido esencial, la gestión de la cultura ha tenido siempre una dimensión territorial muy importante, incluso en los tiempos en que surgen nuevos territorios no físicos o que las posibilidades de transporte y comunicación han empequeñecido a los mismos. Definirlo, concretar sus límites y elementos, el análisis del mismo cara a la gestión cultural son aspectos que se tratan en este apartado. El quinto módulo se centra en la descripción de las distintas estrategias de la gestión: planificación y dirección estratégica de la cultura, comunicación cultural, cooperación, fomento y promoción, sociología del consumo cultural y las estrategias para públicos y destinatarios. Se trata de un enfoque muy ligado por arriba a las políticas culturales y, de otro lado, por abajo a las distintas herramientas del gestor. El módulo siguiente está dedicado al conocimiento del contexto jurídico de la gestión cultural. Este tema se aborda tanto desde la perspectiva de los derechos culturales, como el marco legislativo y administrativo, como en aspectos importantes de las legislaciones laboral y mercantil que afectan a la profesión de la gestión cultural. El séptimo módulo trata de los aspectos instrumentales, de las herramientas que puede y debe manejar el gestor cultural en el ejercicio diario de su oficio. Se ha intentado una descripción lo más exhaustiva y concreta posible de dichas herramientas otorgándoles un espacio privilegiado y extenso. Se describen el diseño integral de proyectos, la gestión de recursos humanos, la gestión económica y financiera, la formación tanto de creadores como de agentes y profesionales, la comunicación y marketing de proyectos y servicios, la producción artística, la animación sociocultural, la investigación y el análisis, la gestión de conflictos, la gestión de la creatividad, la gestión de la calidad y, por último, la evaluación de proyectos y procesos. El penúltimo de los módulos, que hemos denominado como gestión compartida, incluye las buenas prácticas, el estudio de casos y una propuesta de autoevaluación. El manual se remata con un módulo de recursos documentales, bibliografías, estadísticas, investigaciones destacables y recursos Web y de hemeroteca.
Fases de Elaboración
Idea Original
Grupo de Expertos
Síntesis
Validación
Definición Formal de Contenidos
Encargo de Contenidos
Corrección y Normalización
Duplicidades y Carencias
Comentamos al inicio que ya en 2004 teníamos una propuesta de índice de una obra similar. Sin embargo desde el Observatorio Cultural del Proyecto Atalaya se consideró que debía optarse por un método más abierto, que escuchara más voces para encarar la edición de este MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural. Se convocó en un Grupo de Expertos "ad hoc" a una amplia representación en gestión cultural desde diversas perspectivas. El Grupo de Expertos estuvo coordinado por Antonio Javier González (director del Servicio de Extensión Universitaria de la UCA y coordinador científico del Observatorio Cultural del Proyecto Atalaya) y Carlos Vladimir Zambrano (Antropólogo y profesor de la UCA). Entre los expertos los hubo que provenían del propio mundo universitario como fueron Mª José Quero (economista, Universidad de Málaga), José Ruiz Navarro (economista, Universidad de Cádiz), Jacinto Porro (sociólogo, Universidad de Cádiz) y Pedro Jesús Luque (psicólogo, Universidad de Jaén). Otros miembros provenían de la gestión cultural territorial como Enrique del Álamo (Ayuntamiento de Cádiz) y Luis Ben (Diputación de Cádiz). Hubo gestores de Servicios de Extensión Uuniversitaria como Isabel Ojeda (UNIA) y Salvador Catalán (UCA). Dos miembros importantes, por veteranía y solvencia intelectual, además de por unas trayectorias profesionales amplias e intensas, fueron Pedro A. Vives y Jesús Cantero. El Grupo de Expertos, mediante dinámicas participativas, consiguió que se concretara un tesauro de contenidos y una propuesta organizativa de los mismos. Esos materiales fueron ordenados por Adelaida Ruiz que actuó en funciones de secretaría del Grupo de Expertos.
Posteriormente se encomendó a una sola persona que terminara de perfilar la estructura del manual a partir de los materiales obtenidos del seminario. El encargo recayó en Luis Ben que elaboró un índice comentado de contenidos para el manual. El índice fue remitido tanto a los participantes en el Grupo de Expertos como a algunos expertos y expertas más para su validación en forma de aportaciones, comentarios, propuestas y correcciones. Todas esas sugerencias fueron tenidas en cuenta para la redacción final de la propuesta. Este índice comentado, corregido y ampliado es el que ha servido tanto como guía de la obra como de orientación a los autores. Una orientación que considerábamos necesaria para que cada persona que se enfrentara a la redacción de un capítulo tuviese conciencia de lo que se esperaba de ella y también un conocimiento amplio del conjunto del manual, de la obra completa.
Con la estructura del manual definida y concretada llegó el momento de poner en marcha la fase dura de la edición: encargar los distintos epígrafes y capítulos a expertos capacitados y conocedores de las distintas materias. Aquí jugó un papel esencial el historial ya veterano de la revista Periférica y los conocimientos y contactos acumulados en sus ya quince años de existencia. Sin esa experiencia hubiera sido muy complejo contactar a los treinta y seis autores y autoras con los que hubo que contar. Un repaso al índice de la obra nos muestra la diversidad de disciplinas y conocimientos que implica este manual. Podemos afirmar que con toda seguridad hubiera sido una obra imposible para una sola persona o para un equipo pequeño y poco diverso. La coordinación de esta tarea, encargar y recopilar los trabajos para la publicación, recayó en Carlos V. Zambrano y Luis Ben que contaron con la asistencia técnica de Coral Ojeda del vicerrectorado. El hecho de contar con un número alto de autores supone algunos inconvenientes cara a la coordinación y el riesgo de hacer que el manual ofreciera una imagen dispersa o de contradicciones. Sin embargo existe una gran ventaja que puede transformarse en cualidad, la diversidad.
Los autores y autoras no fueron elegidos en función de ninguna cuota o premisa previa salvo la de tener un conocimiento del tema o al menos la capacidad de acoplarlo a las necesidades de la gestión cultural. A pesar de ello podemos afirmar que observando sus procedencias, geográficas y profesionales, hemos obtenido una diversidad enriquecedora en el colectivo de personas que han participado. Obviamente el peso de los andaluces es mayor, un cincuenta por ciento, dado que se trata de un proyecto sostenido por las universidades y la administración andaluza. Sin embargo, se cuenta con la presencia de autores provenientes de Madrid, Cataluña, Valencia, Aragón y el País Vasco. Se puede observar la presencia de personas tanto de territorios centrales como periféricos. Esta es probablemente una de las grandes ventajas de que la iniciativa haya partido de un territorio periférico, sin ánimo de ofender ni de ser prejuiciosos, el hecho de que la iniciativa sea andaluza la ha hecho más abierta y diversa. Probablemente en un proyecto liderado desde los territorios con más centralidad no hubieran dado este resultado de tan diversa pluralidad de procedencias.
La procedencia académica es de igualmente de lo más diversa y plural. Pedagogos, sociólogos, historiadores, filólogos, biólogos, politólogos, arquitectos, economistas, creadores y, cómo no, gestores culturales. Esta pluralidad de orígenes no es más que el reflejo de la profesión, de la diversidad de accesos que existen, han existido, al ejercicio de la gestión cultural. Es sabido que nos encontramos ante una práctica profesional abierta y que en nuestro país no ha estado sujeta a una regulación excesiva. Este hecho pues tiene su reflejo como vemos en los orígenes de los autores y autoras del manual, personas que provienen de estudios y campos muy diferentes y a los que une o la práctica profesional en gestión cultural o la investigación y reflexión sobre la misma desde ámbitos académicos.
Por otra parte encontramos doce profesores universitarios, mayoría de la Universidad de Cádiz, pero también de Valencia, Gerona, Málaga y Autónoma de Barcelona. Atalaya es un proyecto universitario y en este sentido es lógico que la universidad tenga su espacio. Los académicos han aportado un alto nivel de reflexión sin olvidar determinados aspectos "prácticos" que los gestores demandan. Once de los autores provienen del sector privado, empresas, o de ONG, este dato nos confirma que la práctica profesional se está expandiendo en el mundo de los privado y de la sociedad civil. Ya quedaron atrás los tiempos en que el peso de lo público era mayoritario, en este sentido tenemos el reflejo de una profesión que se mueve con comodidad tanto en lo público como en lo privado. Trece son los gestores públicos con un peso mayor de los provenientes de la administración local. Lo público no es que se halle en retroceso, más bien se está redimensionando, desde unos tiempos en que fue único protagonista, a su pesar muchas veces, a una sociedad en la que comparte objetivos y responsabilidades con el sector empresarial y con la sociedad civil organizada.
Diversidad territorial, diversidad profesional y diversidad de enfoques son los componentes que dan una perspectiva enriquecedora a las casi mil páginas, de las de papel de antes, que componen el MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural.
Lo dicho, este MANUAL ATALAYA de apoyo a la gestión cultural no está acabado, aunque sí completo, y nace con la vocación de extenderse en el tiempo y renovarse con la agilidad que le demanden los momentos y los profesionales de la gestión cultural.