por Antonio Javier González Rueda y Luis Ben Andrés
El concepto de Gestión Cultural es sin duda el centro sobre el que pivota y se desarrolla este Manual de apoyo a la Gestión Cultural. Su importancia radica en que la GC es hoy tanto una profesión aceptada socialmente como que se trata de la herramienta mediante la cual se aplican las Políticas Culturales tanto públicas como privadas. Los autores han optado por una descripción de los distintos enfoques desde los que aproximarse al concepto como, para finalizar, proponer una definición sencilla, comprensible y operativa.
Al parecer, los cultos griegos no tenían una palabra para la cultura. Tenían buenos arquitectos, buenos escultores, buenos poetas, como también tenían buenos artesanos y buenos estadistas. Sabían que su estilo de vida era un buen estilo de vida y, en caso necesario, estaban dispuestos a luchar por defenderlo. Pero nunca se les habría ocurrido que tenían un bien en sí mismo, la cultura. Algo a lo que sus académicos podían ponerle una marca registrada, algo que las personas superiores que tuvieran suficiente tiempo y dinero pudieran adquirir, algo susceptible de ser exportado a otros países junto con los higos y las aceitunas.
Herbert Read. Al infierno con la cultura.
Si hacemos caso a ese libertario y provocador que fue Herbert Read, lo que menos necesita la cultura es que alguien venga a acotarla, a definirla, a encorsetarla y mucho menos en una sociedad como la que vivimos en la actualidad. Una sociedad que Read no llegó a conocer pero sí a intuir. No obstante vivimos en el mundo que vivimos y nos enfrentamos a los hechos que nos rodean. Y en el mundo actual tenemos algo que se llama cultura, un hecho que incluye a personas, a actividades de éstas, a intercambios de objetos y de ideas, a actores y espectadores, a vendedores y compradores, a quienes deciden y a quienes ejecutan, a quienes lideran y a quienes siguen, a quienes crean y a quienes admiran, etcétera, etcétera y etcétera. Afortunados los griegos que, en apariencia, vivían en un mundo más sencillo. Les debemos mucho, una herencia tremenda, pero vivimos en otro mundo. En un mundo donde existe algo llamado cultura y, además, en el que se cree en la necesidad de gestionarla, de tratarla en el mejor sentido posible. Por eso existe la gestión cultural, pero ¿qué es la gestión cultural? De entrada un reto y una labor que resulta confusa de concretar. Cultura Artes, creatividad, ocio, tiempo libre,... términos que a veces son sinónimos de cultura y las más de las veces hablan de otras parcelas a las que raramente se acerca la gestión cultural.
Gestión cultural (en adelante GC) es el centro conceptual de este manual. Un concepto que adquiere una gran importancia a partir de una diversidad de hechos como son: su supuesta aceptación social cada vez más amplia, el número considerable de personas que ejercen profesionalmente en este ámbito, las políticas que confían en este sector para su aplicación, el impacto económico y social que la cultura y su gestión innegablemente generan y, además, por referirse a un ámbito, el de la propia cultura, que está en la médula espinal de nuestras sociedades. Sin embargo resulta curioso que, después de años de su aceptación como expresión que denomina una actividad y una profesión, aun no tengamos una definición clara, aceptada y eficaz de lo que es la Gestión Cultural. No existe una concreción verbal en torno a la que exista un consenso amplio y aceptado por la mayoría. Es más, probablemente estamos ante un consenso de otro tipo, tácito y no explicitado, por el que todos creemos saber qué es la GC pero nadie lo pregunta o lo comenta de viva voz. Lo que podríamos denominar un paradigma negativo o también si se prefiere un paradigma sobrentendido.
Un rastreo exhaustivo nos devuelve muy escasas definiciones o aproximaciones al concepto de GC. Resulta curioso comprobar como a los gestores culturales y a los estudiosos de la GC les gusta más hablar y escribir sobre el concepto de cultura, de políticas culturales que en torno a la disciplina u oficio del que viven, reflexionan o investigan, la GC. Y en este orden de cosas se puede detectar lo que llamaríamos aproximaciones al concepto de GC de tipo indirecto y a partir de enfoques diversos. En el cuadro se pueden observar cinco de estos enfoques aproximativos, sobre quién o qué recae el protagonismo del enfoque y las principales ventajas e inconvenientes que tiene el acercarse al concepto de GC desde cada uno de ellos.
Aproximación al concepto de Gestión Cultural
Otra manera de aproximarnos al concepto de GC sería tratar de conocer cómo es vista y concretada en otras naciones o en otros ámbitos lingüísticos. La primera referencia, en razón a una tradición histórica de imitación y de referencia, debe ser a Francia como nación que ha influido con fuerza en la cultura española, y en otros aspectos de nuestra vida, desde hace ya algunos siglos. Acudiendo a la socorrida Wikipedia comprobamos que existe esa entrada en lengua francesa, no así en español, y que ofrece un amplio artículo sobre GC con una definición bastante concreta en sus primeras líneas y que reproducimos:
"La gestión cultural abarca el conjunto de saberes y de prácticas de gestión en los ámbitos de las artes y la cultura. En tanto que ciencia, la gestión refleja un corpus de teorías, de conocimientos y de métodos prestados de la economía, de las humanidades, de las ciencias sociales, del marketing, de las ciencias de la administración, de las finanzas, etc. La especificidad de la gestión cultural, en el sentido más amplio, remite a la especificidad de un campo (o de un sistema de actividades) y de productos (materiales e inmateriales) así como servicios "que no son mercancías o servicios como los demás" (UNESCO).
Sólo algunos aspectos a destacar, dada la escasez de espacio, en primer lugar la llamativa apelación de ciencia para la GC y que sería el centro de un intenso debate: ¿Es la GC ciencia, actividad profesional, oficio, técnica o, etc.? Luego hay que resaltar el hecho de que la GC construye su corpus teórico a partir de las aportaciones de otras ciencias y de sus herramientas, un hecho que viene a subrayar la juventud relativa de la GC y su necesidad de construirse a partir de préstamos de otros ámbitos científicos o profesionales y su carácter de ciencia o metodología social. En resumen podemos concluir que Francia, el mundo francófono, nos ofrece una alternativa conceptual interesante y elaborada, como no podía ser menos en la patria del racionalismo.
Por el contrario, en el mundo anglosajón nos encontramos con una situación diferente y de contraste con la perspectiva francesa. De entrada no existe la denominación de GC, todo lo más la de Arts administration, alternativamente Arts management o Performance, con lo que se refieren preferentemente al mundo de las artes y manejando de entrada un espacio de trabajo más reducido que el que referimos en los ámbitos francés, español y latino en general. De nuevo Wikipedia se nos ofrece como fuente de información al respecto. La entrada concreta Arts administration como:
El ámbito que se refiere a las operaciones de trabajo alrededor de organización las artes. Los administradores de arte son responsables de facilitar la gestión cotidiana de la organización y de alcanzar su misión. Las organizaciones artísticas incluyen entidades profesionales no lucrativas (por ejemplo teatros, museos, orquestas, grupos de jazz, teatros de ópera o compañías de ballet) y muchas pequeñas empresas profesionales o no profesionales relacionadas con las artes (por ejemplo casas de subasta, galerías de arte, compañías musicales, etc.) Las competencias de un administrador cultural pueden incluir gestión de recursos humanos, marketing, gestión presupuestaria, relaciones públicas, patrocinios, programas de desarrollo y evaluación y relaciones con la dirección.
En la página oficial del Reino Unido sobre oficios y estudios se encuentra una descripción más amplia y detallada pero en esta línea que observamos en Wikipedia. Lo que nos interesa destacar es la diferencia de perspectiva que se tienen desde el mundo anglosajón. De entrada esa mayor centralidad de las disciplinas artísticas y su gestión aunque luego en la práctica el peso de lo comunitario no es poco. Igualmente con ese espíritu tan pragmático se centran más en la descripción de las funciones, competencias y herramientas que en la búsqueda de una definición conceptual. Dejemos para otro debate el considerar qué es lo no lucrativo en arte y cultura.
Este rápido repaso de cómo es concretada la GC en otros espacios lingüísticos nos hace reflexionar sobre la necesidad de poseer una propuesta propia dentro de nuestro ámbito idiomático, el español. Dentro del I Seminario de Formación de Formadores en el Campo de la Gestión Cultural organizado por la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) en México en 2003, se puso de manifiesto la necesidad de concretar a la GC, sus prácticas y sus bases teóricas. En ese sentido se señala que la GC es una práctica profesional asentada en conocimientos multidisciplinares, ligada a los contextos sociopolíticos y a las comunidades, al acontecer y a la acción, pero apoyada al mismo tiempo en la formación teórica y discursiva de ámbito académico. Habla de la GC como una actividad tanto de acción profesional, sociopolítica, como de la necesidad que tiene al igual que otros ámbitos profesionales de contar con un corpus teórico asentado en la reflexión y en la investigación. En un momento se llega a concretar que aproximarse a una definición sobre la gestión cultural en el momento actual requiere reflexionar y establecer los aspectos claves de las relaciones con otras disciplinas de las cueles se nutre la gestión cultural. Tanto de su base teórica (filosofía, sociología, antropología, teorías administrativas, economía, psicología) como los instrumentos para la intervención. Estas opiniones son consecuentes con un aspecto, la formación de gestores, especialmente sensible a los procesos de profesionalización y de legitimización del ejercicio de la profesión. Resulta lógico que sea en el seno de los formadores donde se detecten y reclamen esfuerzos en el sentido de concretar lo que entendemos por GC, por sus herramientas y las fuentes de las que se alimenta.
Otra reflexión en este sentido y desde el ámbito de la formación es la que realiza Mariscal Orozco desde México, en concreto desde la Universidad de Guadalajara de aquella nación, y que camina por el sendero de considerar la GC como un proceso de gestión del conocimiento en el sentido de que implica:
En este sentido el profesional, por extensión la propia profesión de la GC, deben tener las capacidades de diagnosticar, diseñar e implementar proyectos culturales, gestionar y administrar recursos, diseñar estrategias de participación, comunicar, dirigir, evaluar y algunas otras más en esta línea. La visión del profesor Mariscal Orozco se corresponde con la necesidad que tiene la universidad de sistematizar en acceso al conocimiento y tratar de ordenarlo. Es sin duda un esfuerzo que sienta una sólida base para que podamos acercarnos a un concepto claro y riguroso de lo que es la GC. Un acercamiento similar y desde la misma perspectiva, la formación de gestores, lo encontramos en el profesor Alfons Martinell quien en un documento denominado La formación en gestión cultural en Iberoamérica: reflexiones y situación realiza una propuesta concreta y muy afinada de cuáles deben ser los contenidos de la formación que requiere el gestor cultural. En su opinión estos deben ser:
Las capacidades nos sirven también en este caso para acotar la GC como disciplina profesional y académica. Una disciplina que como podemos observar conjuga aportes extensos desde las ciencias sociales (desde la economía a la antropología pasando por el derecho o la psicología) a herramientas técnicas (marketing, estadística, planificación, etc.) y habilidades personales (expresión lingüística, relaciones públicas, etc.). Un campo de conocimiento extenso compuesto a su vez por partes de otros campos de conocimiento, esa podía ser una primera definición de GC. Lo que esta aproximación desde las capacidades y la formación nos enseña es que la GC es una disciplina o saber o instrumento de gran complejidad que se construye a partir de préstamos y aportaciones ajenas (o latrocinios si se quiere).
Sin embargo ya hemos dado suficientes rodeos al concepto de GC y deberíamos ver al menos algunas de las escasas definiciones que hemos encontrado de GC. Que aunque pocas, sí existen.
En el año 2010 encontramos un informe sectorial sobre GC realizado para el Ayuntamiento de Barcelona por BCF Consultors para el proyecto Barcelona Activa en el que se dice que la gestión cultural es la actividad destinada a promover, diseñar y realizar proyectos culturales desde cualquier ámbito. En este sentido los y las profesionales de la gestión cultural tiene como actividad primordial la mediación entre la creación, la participación y el consumo cultural, ayudando a desarrollar el trabajo artístico e insertarlo en una estrategia social, territorial o de mercado y que haga fiable (económicamente, socialmente, artísticamente y políticamente) un proyecto cultural. De ella destacar la idea francesa de mediación más que la de gestión o administración, un concepto que es utilizado en numerosos textos y escritos de GC, resaltando la labor de consenso e intermediación entre los diferentes implicados en los procesos culturales.
Muy recientemente, en 2013, el Ministerio de Cultura de Colombia edita un manual denominado Herramientas para la gestión cultural pública y que es obra de varios autores. De forma audaz y a la par comprometida, en este manual se define la GC como el conjunto de acciones de dirección, coordinación, planificación, evaluación, seguimiento y ejecución destinadas a facilitar, promover, estimular, conservar y difundir las diferentes actividades y manifestaciones culturales en condiciones de libertad y equidad, orientadas a fomentar el ejercicio de derechos, el acceso a oportunidades y el mejoramiento de los estados de bienestar de las personas. Hay un aspecto que destacar en esta propuesta y es su incidencia en la cultura como un derecho de los ciudadanos, insistiendo en el acceso a la cultura en condiciones de libertad e igualdad, declaraciones más programáticas que funcionales y propias de una propuesta institucional emanada de una administración pública. Con ello no queremos decir que sobren, sino que hay un cierto desplazamiento en este caso de lo instrumental, como en ejemplos anteriores, hacia el campo de las políticas públicas en esta propuesta del ministerio colombiano. Hay que añadir que el documento es extenso y más adelante se matizan los elementos de esta definición de GC.
Dando un salto hasta el continente africano encontramos una propuesta interesante de ARTerial Network del año 2011. En la denominada Guide pratique pour la gestion de projets artistiques el culturelles se concreta lo que entienden desde esta red como gestión de proyectos culturales y lo definen como una empresa en la cual uso recursos humanos, materiales y financieros son organizados de forma novedosa, con el objetivo de emprender un trabajo único, conforme a unas circunstancias dadas y unos límites financieros y temporales, con el fin de realizar un cambio ventajoso por medio de objetivos cuantitativos y cualitativos. Lo primero que llama la atención de esta propuesta es la ausencia de las palabras arte y cultura, realmente podría servir para cualquier intervención o gestión de tipo social. No obstante hay que decir que en el resto de la guía si queda clara la vocación artística de la misma y esta ausencia se debe sobre todo a su intención de ser un manual de corte práctico y adaptable a numerosas realidades. Se trata de una propuesta centrada en aspectos técnicos y en la sistematización de la gestión.
Tomemos por último una definición que encontramos en Andalucía. En concreto dentro del curso de CUDEMA (Cultura y Desarrollo Andalucía/Marruecos) y que organizó la Fundación Tres Culturas en el año 2011 en Sevilla. Como resultado del curso se elaboró una extensa guía con los textos y propuestas de los diversos docentes del mismo. El concepto de GC fue afrontado por Ignacio Trujillo Barraquero, quien la define como el conjunto de estrategias utilizadas para facilitar un adecuado acceso al patrimonio cultural por parte de la sociedad. Estas estrategias contienen en su definición una adecuada planificación de los recursos económicos y humanos, así como la consecución de unos claros objetivos a largo y corto plazo que permitan llevar a cabo dicha planificación. La gestión cultural ha de redundar necesariamente en el progreso general de la sociedad, teniendo como principios prioritarios el de servir como instrumento fundamental para la distribución social y para el equilibrio territorial. Planificación, accesibilidad y finalidad social son los tres conceptos claves que nos encontramos en esta definición. Planificación como herramienta esencial de la GC, accesibilidad de la ciudadanía a la cultura como un derecho y la finalidad social (y territorial) que toda acción cultural debe tener en opinión del autor u otros más en este sentido. El capítulo profundiza en estos aspectos tratando de acotar la GC desde esta triple perspectiva.
Por último no podemos cerrar este epígrafe sobre el concepto de GC sin citar a Pedro A. Vives que en su Glosario crítico de gestión cultural dedica una amplia y documentada entrada al propio concepto de GC. Este autor considera que la GC opera sobre tres planos diferentes de la vida social, política, económica e intelectual y en esa medida es un vector en la estructura de comprensión del propio hecho de la cultura. Estos tres planos son en primer lugar el territorial que en la medida que es más local es más generalista y que podemos identificar con la gestión municipalista, la más apegada a las demandas de los territorios y de los ciudadanos. En segundo lugar estaría el plano de los sectores (artes plásticas, escénicas, patrimonio, danza, etc.) y que se mueve en las dinámicas de la promoción y la producción de cultura y arte. Y por último en tercer lugar nos encontramos con lo que el autor llama gestión infraestructural y que se enfoca a las instituciones y equipamientos esencialmente. Estos tres planos se complementan con dos variables que inciden en el núcleo funcional de la GC y que son la gestión económica y la gestión internacional. La primera se enfrenta a los retos, comunes a cualquier tipo de gestión, de rentabilidad y eficacia mientras la segunda se plantea por el autor más que nada en términos de capacidad y calidad de la proyección exterior de los proyectos y los territorios. A partir de ahí considera que es posible definir escalas de responsabilidades, relaciones internas y funciones específicas. La gestión cultural interviene en la actividad económica y en el proceso de socialización contemporáneos, con conocimientos y procedimientos distintos a los de otros sectores. En su entrada del glosario, Vives más que ofrecernos una definición de GC lo que trata, acertadamente en nuestra opinión, es sentar las bases conceptúales que justifican el papel y las funciones que la GC tiene en las sociedades contemporáneas. Un ejercicio sin duda necesario en la difícil tarea de conocer qué es la gestión cultural.
No sería justo finalizar estas páginas sin al menos hacer el intento no tanto de definir sino de enumerar los elementos imprescindibles que deben figurar en el desarrollo del concepto de GC. De todo lo que hemos visto más arriba podemos destacar los siguientes elementos imprescindibles para la Gestión Cultural:
Parafraseando el título del libro de Herbert Read, esperemos que este repaso —seguro que incompleto— al concepto de gestión cultural no acabe por decidirlos a enviar al infierno la gestión cultural y, cómo no, a los autores de este artículo.
CUDEMA: cultura y desarrollo Andalucía-Marruecos: curso especializado en gestión cultural. Abdelouahab Idelhadj [et al.]. Sevilla: Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, D.L. 2011. 774 p.
MARTINELL SEMPERE, Alfons; LÓPEZ CRUZ, Taína. Políticas culturales y gestión cultural: órganum sobre los conceptos clave de la práctica profesional. [Girona]: Documenta Universitaria, [2008]. 115 p. ISBN 978-84-96742-43-7.
ORDINE, Nuccio. La utilidad de lo inútil: manifiesto. Barcelona: Acantilado, 2013. 171 p. ISBN 978-84-15689-92-8.
VIVES AZANCOT, Pedro A. Glosario crítico de gestión cultural. 2ª ed. Granada: Comares, 2009. 384 p. ISBN: 978-84-9836-576-4.
ZUBIRÍA SAMPER, Sergio de; ABELLO TRUJILLO, Ignacio; TABARES, Marta. Conceptos básicos de administración y gestión cultural. 2ª ed. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, [2001]. 130 p. ISBN 84-7666-121-5.